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Sórdido. quizás ese sea el mejor término que caracterice la contradicción de mis actuales razonamientos.
Escribo en un boleto de la línea 419, apoyado en el "Biología del Emocionar y Alba Emoting", de Humberto Maturana y Susana Bloch.
Regreso a casa luego de varios días de ausencia, de extraviarme circunstancialmente en su voz... en sus ojos inquisidores, en sus pronunciaciones que doblegan aquella pseuda determinación, constante y prodigiosamente.
Acabo de releer este libro. Busco convencerme de que no es absolutamente absurdo ser eternalmente en emoción. Es evidente, sólo se consigue proporcionar un legítimo significado al litigio constante de persistir en la medida en que se es capaz de madurar el estado racional y emocional con el fisiológico (madurar en términos abstractos. Indecible constituiría exigir circunscribir la energía vital de este transcurso a una precaria noción de análisis).
Y a pesar de todo; de este particular exámen de conciencia, nuevamente mi respiración se constituye en mi cómplice; mis manos en mi instrumento; esta devoción en el responsable (...), y en ello exijo sobrevivir.
Constituyo solamente un individuo franquendo su propia introspección. ¿Pero y luego? ¿Acaso aquel escénico desdoblamiento -propuesto en un ejercicio casi mecánico; autocompalciente; cotidiano en su manifestación; verídico en su argumento-, no representa sólo parte de una entrega...? ¿un fragmento, tal vez medular, pero relativo de su destreza...?
Escribo en un boleto de la línea 419, apoyado en el "Biología del Emocionar y Alba Emoting", de Humberto Maturana y Susana Bloch.
Regreso a casa luego de varios días de ausencia, de extraviarme circunstancialmente en su voz... en sus ojos inquisidores, en sus pronunciaciones que doblegan aquella pseuda determinación, constante y prodigiosamente.
Acabo de releer este libro. Busco convencerme de que no es absolutamente absurdo ser eternalmente en emoción. Es evidente, sólo se consigue proporcionar un legítimo significado al litigio constante de persistir en la medida en que se es capaz de madurar el estado racional y emocional con el fisiológico (madurar en términos abstractos. Indecible constituiría exigir circunscribir la energía vital de este transcurso a una precaria noción de análisis).
Y a pesar de todo; de este particular exámen de conciencia, nuevamente mi respiración se constituye en mi cómplice; mis manos en mi instrumento; esta devoción en el responsable (...), y en ello exijo sobrevivir.
Constituyo solamente un individuo franquendo su propia introspección. ¿Pero y luego? ¿Acaso aquel escénico desdoblamiento -propuesto en un ejercicio casi mecánico; autocompalciente; cotidiano en su manifestación; verídico en su argumento-, no representa sólo parte de una entrega...? ¿un fragmento, tal vez medular, pero relativo de su destreza...?
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